Un gigante de 10 niveles, conocido
como el Túmulo de los Monjes, es la pieza central del Sitio Histórico
Estatal de los Túmulos de Cahokia, que ocupa 890 hectáreas. Ochenta
túmulos sobrevivientes salpican este sitio Patrimonio Cultural; algunos
de ellos fueron utilizados como plataformas de construcción, otros para
inhumaciones. (F. Ira Block)
Por Glenn Hodges
Estoy de pie en el centro de lo que fue la más grandiosa civilización
situada entre los desiertos de México y el Ártico norteamericano (la
primera ciudad de Estados Unidos y quizá el mayor logro de los indígenas
estadounidenses), y sencillamente no puedo sobreponerme al tajo de
cuatro carriles que atraviesa este lugar de interés histórico. En vez de
imaginar a las miles de personas que alguna vez abarrotaron aquí la
gran plaza, seguía pensando que los Túmulos de Cahokia, en Illinois, es
uno de los ocho sitios Patrimonio Cultural de Estados Unidos, y tiene
justo en medio una cartelera que anuncia a Joe’s Carpet King (El rey de
las alfombras).
Supongo, sin embargo, que Cahokia tiene suerte. A menos de 16
kilómetros hacia el oeste, los antiguos túmulos indígenas que a
principios del siglo XIX le dieron a San Luis el mote de “La ciudad de
los túmulos” fueron casi completamente nivelados para comienzos del XX.
Hoy día sólo sobrevive uno, junto con algunas fotografías y una pequeña y
abrupta calle llamada Mound Street (Calle del Túmulo). La incesante
urbanización de ese siglo cobró su cuota en Cahokia: en 1931, los
agricultores de rúcula arrasaron el segundo túmulo más grande para
obtener material de relleno y en distintos momentos el sitio ha sido
sede de un salón de apuestas, de conjunto de departamentos, de un
aeródromo y, para colmo de males, de un autocinema porno. Sin embargo,
casi todas sus características esenciales subsistieron, y la mayoría de
esos sobrevivientes ahora están protegidos. Desde una óptica estética,
tal vez el sitio de los Túmulos de Cahokia no sea prístino, pero con 1
600 hectáreas (890 de las cuales están conservadas como sitio histórico
estatal) es el mayor sitio arqueológico de Estados Unidos y ha
modificado la imagen de lo que fue la vida de los indígenas en este
continente antes de la llegada de los europeos.